El Chow Chow desciende claramente de los Spitz grandes nórdicos, de los cuales aún conserva algunas características. Desde hace muchos siglos, es criado con esmero en China, donde se le considera un perro de trabajo. Los numerosos y antiguos testimonios existentes nos dicen con certeza que su aspecto ha permanecido invariable en el tiempo, y que, por tanto, mantiene sus ancestrales características de raza. Su introducción en Europa se debe a un embajador inglés en Pekín quien, en 1880, regaló una pareja de estos perros al príncipe de Gales. De inmediato, la raza se difundió con bastante rapidez en Inglaterra y fueron muy numerosas las importaciones que se hicieron de la China, hasta el punto que, en 1884, el Kennel Club inglés, la reconoció oficialmente.